Madrid – Noviembre de 2016.
Este fin de semana toca homenaje y además del bueno, mi mujer y yo nos desplazamos a Madrid sin nuestro pequeñín y puedo disfrutar de unos días de buena comida y relax.
Y que mejor manera para empezar que un sitio como este, “La Canica”, de inicio se nota que en esta zona los restaurantes seleccionan muy bien al personal de sala porque solo puedo hablar maravillas, tanto en la recepción, como en la atención durante la comida y el trato recibido, un 10.
Es aquí cuando la profesión de camarero o responsable de sala se muestra en su profesionalidad absoluta, conocimiento de la carta, educación, estilo y un servicio impecable.
En los buenos restaurantes o por lo menos en los que quieren dar un servicio de calidad (sin entrar en el gusto por los platos, que hay opiniones para todo) la atención y formación del personal de sala se presupone siempre exquisita y no todos los restaurantes lo consiguen, en este caso, me repito, un personal “exquisito”.
Cuando la experiencia empieza tan bien, la compañía es inmejorable (cuando mi mujer está de buen humor, sino mejor comer solo…) y los platos que van saliendo tienen la calidad que hemos podido degustar aquí… la sensación solo puede ser de 10.
Todos y cada uno de ellos merece una calificación alta, pero como siempre tengo mis predilecciones. La primera “Las canicas del Chef”, es bastante intuitivo en un restaurante que se llama “La Canica” pedir un plato inspirado en el nombre del local, siempre nos da un baremo de como pueden ser el resto de los platos. Es como una especialidad de la casa y si ese plato resulta bueno el resto tienen un buen aval. En este caso estaban riquísimas… tanto que separe un par de ellas para terminar los entrantes y disfrutar de su sabor hasta que nos sirvieran los segundos. Eso sí, de entrantes pedimos ¡cinco platos!
Otro de los que me encanto “Burrata de la Puglia con tomatitos escabechados”, un plato para mezclar todos y cada uno de los sabores, una activación de las papilas gustativas fantástica, contraste de sabores y de texturas muy sorprendente.
La guinda… o para hacer un guiño al restaurante “La Canica” “Tartar de salmón Noruego marinado de sriracha y aguacate”. Materia prima de calidad combinada de forma magistral.
Un postre de tres texturas de chocolate, mousse, peta zeta y una especie de torreznos… la jornada iba tan bien que todo tomaba una percepción perfecta. Incluso antes de marcharnos, uno de los responsables de la sala nos ofreció un digestivo para terminar cortesía de la casa, ¡Caipirinha! apenas pruebo el alcohol, pero ¡no me puedo resistir a un buen combinado! y menos no aceptar una invitación como ésta después de haber tenido el placer de comer y disfrutar de éste restaurante.
Puede ser que el cambio de aires, la compañía de mi preciosa mujer y la sensación de libertad influyan en una percepción óptima de este restaurante, pero tengo que decir que merecen todo mi reconocimiento y las felicitaciones a un trabajo fantástico.
Ambiente: 10
Personal de Sala: 10
Platos: 10
SENSACIÓN: 10
