Sevilla – Julio de 2016.
Estaba en la obligación de recuperar uno de esos restaurantes de los que no te puedes olvidar.
Un viaje a Sevilla. La primera vez en 35 años que visito ésta ciudad. Una mezcla de ocio y negocio, pero pongámonos en situación…
Aterrizo en el aeropuerto pasadas las 22:30. Cojo un taxi que me lleve al hotel en el que me voy a alojar durante un par de días, Hotel NH Sevilla Plaza de Armas, muy recomendable.
El taxista, muy simpático y agradable, (como buen andaluz) me da conversación durante el camino. Y que mejor tema para conversar que restaurantes de Sevilla, jajaja. Me da varias recomendaciones sobre uno y otro, pero “cerquita de su hotel” me dice, “tiene usted un restaurante que se llama EL CAIRO, es un restaurante típico de Sevilla en el que se come muy bien”.
Como la hora era la que era… casi las 23:30 al salir del hotel, me decido por esta última recomendación que me quedaba cerquita del hotel.
Bendita cercanía y afortunada recomendación. Según llego al restaurante, un chorro de aire fresco en toda la cara… y sí, chorro y aire, resulta que en las terracitas de Sevilla, para hacer más llevadero el calor, tienen instalados unos difusores de agua que vaporizan agua cada cierto tiempo, para un gallego que pisa por primera vez Sevilla esto es todo un hallazgo.
Como iba diciendo, al llegar al restaurante un camarero muy agradable y atento me invita a sentarme en una mesa en la terraza en una zona tranquila… y con difusor encima de la mesa, importante detalle porque la verdad es que la temperatura de Sevilla en pleno Julio invitaba a refrescarse de forma continua.
“¿Que le pongo al caballero?” pregunta.
“Cual es el plato estrella de la casa” respondo.
“Déjeme que le recomiende Brazuelo de Cordero”.
“Pues Brazuelo de Cordero y un agua fría, por favor”
¡Que gran recomendación!, solo en Sevilla, con tiempo para recrearme en una buena cena, una temperatura increíble para cenar en terraza exterior y aparece un plato alargado que cuando lo vi ya se me alegro la cara.
Pues bien, carne tierna, blandita, apenas hacía falta el cuchillo más que para separar (que no cortar) la carne del hueso. Un puntito salado que en una noche cálida aviva mucho más el sabor de la carne, o por lo menos esa era mi percepción. Bocado tras bocado, disfrutaba de una alegría de sabores, tal es así que por un par de veces me dí cuenta de que sonreía mientras estaba en la mesa degustando esa fantástica receta.
Una noche corta pero increíble, no he podido tener mejor presentación de una llegada fugaz a Sevilla. Aquí en la terraza me permití el lujo de versionar para mis adentros una canción muy conocida por todos de “Los del Río” que interprete así…. “Sevilla tiene un sabor especial…..”
No me quedo otra opción que entrar, conocer a uno de los dueños del local y agradecerle que esa noche mi llegada a Sevilla tenga un recuerdo imborrable. Brazuelo de Cordero.
Ambiente: 7
Personal de Sala: 9
Platos: 10
SENSACIÓN: 9
